Este remake de Speak No Evil funciona únicamente por la actuación de James McAvoy y su intenso trabajo, carismático cuando debe, pero siempre con esa aura de psicópata en el ambiente.

Pero es frustrante la poca originalidad del guion, si bien tiene cambios respecto al material de origen, se vuelve una película muy de Hollywood, con decisiones absurdas por parte de los protagonistas con fines convencionales y ser más accesibles para el público, aún así, es entretenida y en ese aspecto cumple.

Sinners está llena de simbolismos y metáforas de como la música puede ser y es liberadora, utilizando vampiros como la representación del racismo y opresión. La historia, que toma su tiempo para establecer a sus personajes y motivaciones, es ágil e incluso divertida cuando debe.

Ryan Coogler desarrolla una secuencia de canto y baile tan espectacular e inspiradora, junto con la magistral banda sonora de Ludwig Göransson, que recuerda lo hermoso que es el cine.

How's the despair?

En The Banshees of Inisherin, más allá de una amistad rota, McDonagh aborda de forma brillante en la historia, el existencialismo y esa condición humana de querer dejar un legado -sin importar qué-, la soledad, la tragedia y la depresión con humor, un humor negro que funciona muy bien para poder sobrellevar las circunstancias de la vida.

Colin Farrel es vulnerable, tierno e hilarante, al igual que Gleeson, Condon y Keoghan.